miércoles, 17 de febrero de 2010

Días llorosos, ojos lluviosos

Mis ojos están nublados y llueven, el cielo está hinchado de tanto llorar.
Los días llorosos acompañan a mi anhelo que llueve y llueve sin saber porque. Miento, la lluvia es a sabiendas: lluevo porque sé que vienes y te quiero querer, ¡bien que lo hago ya!, mal si no lo hiciera.
Sí, creéme que mi lluvia es de incertidumbre y no de tristeza, creéme y no te tardes más de 240 días (ni menos, por favor), no dudes ya en llegar aunque me veas llover; no dudes en venir que al final, al tocar tus manitas la lluvia será de felicidad, será una lluvia de alegría.
Ignora que hoy amanecí lloviendo y el cielo llorando.
Te amo ya, te espero pronto.

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