Cuando aprendí a sufrirte, dejé de hacerlo. Y yo no sé si fue gracias a sus ojos y a sus besos, o al pozole y la ensalada navideña que acompañan, lo que antes pude llamar, mi tristeza.
También es culpa tuya este retraso, pedazo de alcornoque, que apenas se te ocurrió dejarme justo en Navidad, y no un día después como solías hacerlo.
Que lindo ! Saludos !
ResponderEliminar