jueves, 28 de octubre de 2010

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El amor llamó a mi puerta, vino aquí, a casa, y timbró una vez, dos veces, quizá hasta tres.
Vino por la tarde, cuando supuso yo iba a estar, y no se equivocó, aquí estuve yo ese día.
Dicen algunos que lo vieron como a eso de las 16:00, a la hora acostumbrada de mi siesta.
Timbró dos veces, quizá hasta tres y pensó que yo dormía, y no se equivocó, llegó mientras soñaba con sueños de esos, de él.
Pensó después que me escondía, por historias pasadas con miedos presentes, creyó que viejos amores me impedían abrir.
Y se equivocó, no me escondí y ni siquiera recuerdo porque no hay amores pasados, ni temores presentes.
Timbró tres veces, timbró y se fue.

Yo: en sueños. Él: en mi búsqueda. Mi timbre: descompuesto.
Yo: aquí. Él: se fue. Mi timbre: descompuesto.
Yo: sin él. Mi timbre...

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